Mentiras |
Dirección
y guion: Jang Sun-Woo
Basado en
la novela “Tell me a lie” de Jang Jung Il
País de
origen: Corea del Sur
Año: 1999
Duración:
115minutos
Idioma:
coreano
Reparto: Lee
Sang Hyun (J), Kim Tae Yeon (Y), Jeon Hye Jin (Woori), Hyun Joo (Choi), G
(mujer de J).
¿Cuál es
el límite soportable en la adquisición del placer aún a instancias de recibir
dolor? ¿Qué pasa con la tesis hedonista que defiende la búsqueda del placer y
la ausencia del dolor cuando este último es, justamente, el que produce mayores
niveles de placer? ¿Puede el amor verdadero conducirse por los vertiginosos
límites de lo prohibido, lo tabú? ¿O inexorablemente tiende al fracaso?
Interrogantes que, a mi criterio, dan razón de ser a esta provocadora película
del director coreano Jang Sun-Woo.
Los
personajes principales sólo representan letras. Y es una estudiante secundaria
que pretende perder su virginidad antes de graduarse y antes de ser violada
(como les ocurrió a sus hermanas). J es un escultor adulto, famoso y casado que
conoce a Woori, mejor amiga de Y, con quien comienza un leve flirteo que deriva
en el abandono de la joven por la imposibilidad de llevar a cabo los deseos del
escultor. Digamos que ante la histeriqueada de Woori, J seduce a Y, a quien cumple del deseo de desflorarla. Este es el inicio de una relación de amantes que se atraen, que se complementan -primero tímidamente, luego de un modo desaforado- a través del dolor, de una experiencia sexual marcada por el sadomasoquismo, por la variación de los roles dominador-dominada, por el uso de cualesquiera instrumentos que coadyuven a la satisfacción, a la búsqueda de placeres intensos, pero a través del dolor. Pero detrás de esta relación hay muchas cosas: hay una sociedad violenta y un machismo insoportable, hay leyes sociales que restringen la libertad, hay caos y confusión, hay mentiras que van desbaratando el árbol de la vida, hay obsesión y deseos intensos, hay censura. Cuando Y le cuenta a Woori los pormenores de su relación con J, aquella la ataca salvajemente en un acto de ira y celos. Secuencia, tal vez, más brutal que cualquiera de las secuencias que muestran el sexo duro de los amantes en el que una vara de madera, un tubo, una soga, una rama o un látigo son herramientas para la consecución del placer. La pasión, la fuerza bruta, la energía libidinal y el desequilibrio marcarán el rumbo de esta intensa relación de amor. Prohibida. Transgresora. Extraordinaria. Todo: la relación y la película. Imperdible desde mi punto de vista.