Guinness |
Lo primero que llama la atención de esta cerveza irlandesa de 4,2 %
de alcohol, es la poderosa retención de la espuma. Duró varios minutos y tenía
una consistencia bien cremosa. Su color es marrón claro gracias a la cebada
tostada que se utiliza.
El color de la cerveza es negro opaco, muy oscuro con levísimo haz
de colorado. Su gasificación media y adecuada.
Con respecto al aroma, aparecen los aportes del café, pan tostado,
tofee, caramelo y nueces. Tal vez con un poquito de diacetilo (como manteca)
pero que no molesta. No hay presencia de lúpulo aromático en el aroma.
El gusto es intenso, seco, con un amargor pronunciado y combinación
moderada de lúpulo y malta. Es notable la presencia de la cebada tostada y de
lúpulo amaderado (en el gusto). De retrogusto inclinado al café y -quizás,
aunque en menor medida- a cacao amargo.
Como impresión general, diría que es una cerveza muy buena, un
clásico dentro de las negras importadas. Quienes tuvimos la suerte, alguna vez,
de estar en Irlanda, sabemos que una Guinness tirada en un pub es incomparable
con esta botellita comprada en Argentina. De todos modos, es una excelente
medida para comparar con cualquier cerveza industrial negra que se hace en nuestro
país, y formarse una idea apropiada de lo que es una cerveza negra, y no ese
jarabe dulce y artificial que se impone en el mercado de consumo.
Ideal para combinar con el postre que denomino “Frutos tentación”.
Usen frutas de estación como banana, pera y manzana (los cítricos también
vienen muy bien); pongan en una sartén grande manteca a derretir, bastante
azúcar y las frutas; saltear uno o dos minutos y agregar ron cubano para
flambear por un minuto más. Terminar espolvoreando con canela y cacao. Prueben
maridando este postre con la cerveza. Ideal para el invierno que se viene. No
digan que no les avisé.
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