Mentiras que matan |
Dirección: Barry Levinson
Guión: Hilary Henkin y David mamet
Música: Mark Knopfler
Elenco: Robert De Niro, Dustin Hoffman, Anne Heche, Denis Leary, Willie Nelson, Kirsten Dunst
Año: 1997
País: EEUU
Género: Drama
Once días antes de las elecciones en la que
planea candidatearse para ser reelecto, descubren que el presidente de EEUU es
denunciado por acoso sexual por una pequeña niña exploradora. Frente a
semejante escándalo en puerta, contratan a uno de sus consejeros, Conrad Bean,
quien -al mismo tiempo- requiere del talento de un productor de Hollywood para
solucionar el problema. ¿De qué manera? Inventando una guerra en Albania en la que
EEUU interviene y el presidente del país pueda terminarla heroicamente delante
de todas las cadenas televisivas del país. Este argumento, para nada descabellado ni alejado de la realidad, busca generar las dudas en el espectador -como muchas otras películas lo han hecho- acerca de qué es lo que los medios nos venden. En este caso, además, está más que claro el concepto de videocracia de Sartori y el de la estetización de la política de Benjamin. La política se ha transformado en una cuestión de imagen y el efecto de la imagen lo produce, inevitablemente, el mensaje de los medios. Además esta película nos permite pensar en toda la parafernalia construida alrededor de la información y de la construcción/manipulación de la realidad a partir de los medios de comunicación.
¿Cuál es la función de los medios de
comunicación, informar o desinformar? ¿Cómo puede un medio de comunicación
determinar la opinión pública y hasta qué punto es ético hacerlo? ¿Puede
desentrañarse la estrecha relación entre el poder político y los medios de
comunicación? Algunos interrogantes para pensar a partir de este genial filme. No me gusta tanto hablar de los actores, pero chapeau para Dustin Hoffman.
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