sábado, 24 de marzo de 2012

Cerveza Indias

Otra de las cervezas que compré en mis vacaciones y que sigo disfrutando todavía es la cerveza Indias, marplatense y apta para celíacos dado que está hecha 100% con malta de maíz. Esta cerveza en particular es negra y reza en su etiqueta "negra canela y café", lo cual es un incentivo a la curiosidad del buen bebedor de cerveza. Respecto de su apariencia, la espuma fue de persistencia media con apenas coloración amrronada, estimo que por el tostado de la malta de maíz. Su color es negro opaco con resabios de cobre profundo, vale decir con la opacidad propia del estilo. Respecto del bouquet, debo decir que tuvo una fuerte presencia del tostado de la malta con clara detección del aroma a café pero sin distinción de la canela, lo cual para mi ya fue una pequeña decepción pues me intrigaba como podía quedar (habiendo, además, hecho una vez una cerveza rubia con miel y canela). No había una poderosa contribución del lúpulo en lo aromático y apareció un olor con tendencia a mantecoso que debilitó mi impresión general de la cerveza; es probable que se deba a una irregular conservación (es de Mar del Plata y la compré en Córdoba) aunque no lo sé con precisión.
Respecto del amargor, si se siente el lúpulo para este efecto aunque no para el aroma, aunque presentaba cierta astringencia. No se distingue el dulzor que pudo haber aportado la malta de maíz dado que predomina el sabor de las maltas tostadas. Su carbonatación es media, una medida justa para el estilo desde mi óptica.
Como impresión general, debo decir que me resultó una cerveza regular que presentó algunos defectos que deterioraron su "calificación" final. Pienso que si la canela se percibiera y no apareciera ese débil olor desagradable, podría ser una excelente cerveza para acompañar un postre como brownie con dulce de leche y crema chantilly. La serví en el típico vaso para las weizebier alemanas.
Saludos y hasta la próxima.

jueves, 22 de marzo de 2012

Match Point - Dir. Woody Allen

Dirección y guión: Woody Allen.
País:
Reino Unido.Año: 2005.Duración: 123 min.Género: Drama.
Interpretación: Jonathan Rhys Meyers (Chris Wilton), Matthew Goode (Tom Hewett), Emily Mortimer (Chloe Hewett Wilton), Scarlett Johansson (Nola Rice), Brian Cox (Alec Hewett), Penelope Wilton (Eleanor Hewett), James Nesbitt (Detective Banner), Alexander Armstrong (Sr. Townsend), John Fortune (John), Ewen Bremner (Inspector Dowd).
¿De qué trata Match Point? Chris Wilton, ex tenista profesional devenido en profesor se instala en Londres para tratar de afianzarse en el aspecto laboral. En un club privado conoce a Tom Hewett quien lo hará ingresar en la alta sociedad inglesa en la que la ópera, el caviar, las reuniones en su casa de campo, los manjares y el buen vino, funcionarán como un poderoso atractivo que lo llevará a vincularse y casarse con Chloe, hermana de Tom. Éste, al mismo tiempo, tiene una relación con Nola Rice, una hermosa joven norteamericana y aspirante a actriz que ejerce sobre Chris tal seducción que el dilema moral se hace presente: ¿qué elegir? ¿los privilegios del dinero y, por ello, el aburrimiento de un matrimonio insufrible? ¿o la pasión y el sexo fogoso que tiene con su cuñada, aún a riesgo de perder su estatus? La tensión aumenta a cada secuencia y la mano de Allen va conformando el aura trágica de una historia que se convierte en un thriller pesimista, pues asistimos a la superación de poder y el dinero por encima de la pasión y el amor. El plexo de elecciones que atormentan a Chris oscurece aun más su panorama cuando Nola queda embarazada y se niega a provocar lo que sería ya su tercer aborto.

Ahora bien, el filme comienza y termina con una secuencia en la que una pelota de tenis golpea la red y el guion enfatiza las posibilidades fehacientes: como en el tenis, en la vida misma la pelota puede pasar la red y triunfar o bien quedarse y fracasar. La metáfora, planteada desde la trabajada arista del realismo mágico, sirve para reflexionar sobre la influencia del azar en el derrotero de la vida humana. Los personajes no se cansan de repetir que es preferible tener suerte a ser bueno, y ayudándola un poco, la suerte puede acarrear resultados excelentes. Necesito adentrarme en el desenlace de la película para aclarar este punto. La presión de Nola, ya separada de Tom, es cada vez mayor para que Chris abandone a su mujer. Las promesas de éste son vanas y la mentira se acrecienta a pasos agigantados. Este motivo lleva a Chris a pergeñar un plan para asesinar a su amante, inventando una coartada mediante un robo a su vieja vecina en el que Nola sufrió la consecuencia de ser testigo. Puliendo casi todos los detalles para borrar cualquier evidencia, Chris intenta deshacerse de un anillo que -como vemos en la secuencia se asimila a la de la pelota de tenis en la red- golpea el borde de una pirca y no cae en el Río Támesis sino en la calle. En tanto espectador uno aventura un final adverso para Chris; sin embargo, Allen maniobra un giro mediante el guion dado que la policía descubre el anillo en las ropas de un delincuente menor involucrado en un caso de drogas, nuevo blanco de sospechas y certezas en la resolución del crimen. El juego de simetrías, oposiciones y contrastes en la película es permanente. Cuando Chris se enceguece con el dinero, su felicidad disminuye; cuando se aburre -literalmente- con su esposa, se divierte y apasiona con su amante; cuando el sexo es repetitivo, monótono y asfixiante con su mujer, con Nola es desenfrenado, extático y placentero; en tanto que Chloe no puede quedar embarazada más allá de los incansables tratamientos, Nola anuncia su embarazo de un potencial hijo bastardo; cuando Nola es asesinada ante el inminente derrumbe de la plenitud material, Chloe queda embarazada. Alternativas que remiten, todo el tiempo, a elecciones que calan hondo en el ser humano. Armonía y desequilibrios de un mundo y una vida en las que, aparentemente, no existe un orden ético pero en el que el castigo moral parece ser más doloroso y profundo que el social. Y es que, en efecto, ya como una herramienta de la que se vale Woody Allen en sus películas, Chris es atormentado por las personas que asesinó en secuencias oníricas en las que se atisba cierto humor negro y donde se percibe la enorme carga en la conciencia del asesino.

La justicia, en este mundo, ha sido derrotada por la inoperancia, la ambición, la codicia, los intereses privados y el alejamiento del bien común. Lobos vestidos de corderos triunfan y logran acceder a sus fines sin importar los medios. Las propuestas éticas de Aristóteles encontrando un justo y prudente punto medio entre defecto por exceso y por carencia, o de Kant aplicando un imperativo categórico que evalúe el deber de las acciones, no tiene sentido en nuestra realidad. Este es el sombrío panorama que nos pinta Woody Allen mediante esta magnífica obra. Porque “el universo guarda silencio y se muestra indiferente a lo que nosotros hagamos o dejemos de hacer. En un mundo gobernado por el azar, resulta perfectamente posible salir impune tras cometer un asesinato”.[1] Quedará en el accionar y las decisiones de cada individuo particular cuál será el match point que le permitirá ganar el partido de su vida.


[1] SCHICKEL Richard: Woody Allen por sí mismo. Todo lo que desearía saber sobe el genial cineasta y sus películas de su propia voz. Ediciones Robin Book, Buenos Aires, 2005, p. 49.