miércoles, 28 de noviembre de 2012

Carretera perdida - Dir. David Lynch

Lost Highway
Director: David Lynch
Guión: David Lynch y Barry Gifford
Género: Drama/Misterio/Suspenso
Año: 1997
Reparto: Bill Pullman (Fred Madison), Patricia Arquette (Renee Madison/Alice Wakefield), John Roselius (Al), Louis Eppolito (Ed), Robert Blake (Hombre misterioso).
Duración: 134 minutos
País: Francia/EEUU

Básicamente la historia está dividida en dos grandes partes. En la primera de ellas, Fred Madison junto con su mujer Renee reciben unas extrañas cintas de video en su casa que van mostrando filmaciones del interior de su hogar, de ellos durmiendo hasta que llega uno que muestra el asesinato de la mujer. Frente a las inconsistencias de las explicaciones de Fred sobre este asunto, la policía termina encarcelándolo por ser el principal sospechoso. A partir de allí comienza la segunda parte de la película. Y el misterio, el suspenso y hasta el terror se reemplaza por los escándalos de la razón a los que nos ha acostumbrado Lynch. Por ello puedo afirmar que estamos frente al más puro cine de David Lynch, este director surrealista que juega permanentemente con los límites a los que nos lleva nuestro inconsciente y donde lo onírico es el bastión fundamental sobre el que se apoyan las imágenes. ¿Por qué? Porque dentro de la cárcel y sin ningún signo lógico y racional aparente, Fred se convierte en otra persona, en un joven mecánico que tiene una aventura con la mujer de un mafioso. La "casualidad" es que la mujer es la misma que la mujer de Fred pero con otro color de cabello. Patricia Arquette se pasa, se come la cancha. Con esto aparecen casi todos los elementos del cine negro: celos, violencia, erotismo, traiciones, gángsters, sexo, mujeres, autos y persecuciones. Pero los escándalos de la razón siguen al pie del cañón con la aparición de un hombre misterioso, cuya aparición en distintas secuencias ignoramos y que, además, David Lynch se encargará de hacernos saber que no tenemos porqué encontrar una explicación causal. Y esto es Lynch; un director alucinante, enigmático, cuyas obras -casi siempre- dan lugar a múltiples conjeturas y que interpela constantemente al espectador para que éste cierre sus propios círculos, elabore sus propias tramas narrativas, resignifique la historia sobre la base de su propia experiencia onírica-imaginativa. Creo que no hay que buscar necesariamente un sentido unívoco a este filme, es más no nos defraudemos si no lo hallamos. En vez de ello, pienso que hay que disfrutar y gozar de los que escapa a nuestros enquistados cánones tradicionales a la hora de ver una película. Impresionante!!  
Hasta la próxima...  

jueves, 22 de noviembre de 2012

El factor humano - John Carlin

El factor humano
John Carlin es un periodista inglés, radicado en España desde 1998 que trabaja en el diario El País y colaborador de otros periódicos de importancia como The New York Times y Observer. Tuvo la "dicha" de ser corresponsal durante muchísimos años en Sudáfica, lo que le permitió -literalmente- apropiarse de la terrible historia de ese país y de los avatares sociales, culturales y políticos que se sucedieron a lo largo del régimen racista del apartheid. No sé muy bien como clasificar este libro, pues está basado no sólo en los artículos y crónicas que Carlin fue escribiendo como corresponsal, sino además en un extensa bibliografía y en las tantísimas entrevistas que Nelson Mandela le concedió al periodista. Pero todo ese material está "novelado", lo que hace que los hechos acá narrados no pertenezcan a la ficción pero sean tan atrapantes como si lo fueran. Resultado final: uno se devora el libro en menos de una semana.
El factor humano mezcla presente (mediados de la década de los ´90) con pasado en torno a la figura de Nelson Mandela, quien llegó a la presidencia de Sudáfrica para terminar (sólo simbólicamente dirán muchos) con el régimen del apartheid que hostigó duramente a los negros de ese país condenándolos a la marginación, la exclusión, el maltrato y a inimaginables segregaciones culturales, sociales, económicas y políticas. Cuando Mandela obtuvo el poder se planteó un objetivo político: no dar rienda suelta a la vendetta y pagar con el mismo dolor de la fusta, sino, por el contrario, reconciliar a los negros con los blancos en el contexto de un país casi al borde de la guerra civil. Y el pragmatismo y genio político de Mandela tuvo una herramienta para lograr su cometido: el deporte (poderoso instrumento de movilización de masas), más precisamente el rugby y la organización del mundial de 1995 (dando cuenta, así, de la reincorporación de Sudáfrica al plano internacional). Aquel deporte que practicaban los blancos, esos descendientes de ingleses y holandeses que también se había constituido como una herramienta de segregación. Pero Mandela tenía muy en claro que el deporte tiene el poder de transformar el mundo, de unir a la gente, de inspirar y con él pudo cumplir su utopía: "que un día, a la gente de su país, se la juzgara no por el color de su piel sino por su carácter". Magnífico y alentador. 
Así, El factor humano relata anécdotas referidas a la vida política que muestran cómo el diálogo, la redención, el acuerdo racional y la compasión también son elementos presentes en la política de un pragmático (en el buen sentido del término) impecable como Mandela. Pero también están presentes situaciones que tienen que ver con la vida cotidiana e íntima de los Springbooks, el seleccionado sudafricano de rugby y con la figura del capitán de aquel entonces François Pienaar, uno de los brazos de apoyo fundamentales para que Nelson Mandela cumpla su utopía. Anécdotas muy ricas como las que refieren al aprendizaje de los jugadores sudafricanos del nuevo himno nacional, no tienen desperdicio. Este libro es un homenaje a una de las figuras políticas vivas más importantes del mundo, un ejemplo por donde se lo mire. Sin apelar a la providencia divina, sino mostrando su lado más humano, el milagro de la reconciliación fue posible por el factor humano que impulsó Mandela, un verdadero genio de la palabra, un seductor profesional que se valió de argumentos para acceder a la paz. 
Sobre la base de este libro Clint Eastwood filmó la película Invictus, muy bien lograda aunque las secuencias de los partidos de rugby sean sumamente artificiales para quienes practicamos este deporte. Es una buena película y recomendable. Pero el libro es imprescindible. Muy recomendable para quienes les guste la política, el rugby, el deporte en general, el diálogo, la historia. Conmovedor. 
Hasta la próxima.     

lunes, 19 de noviembre de 2012

Cerveza Interlaken

Rubia
Es una cerveza producida en Villa General Belgrano, provincia de Córdoba. Carecía de datos sobre graduación alcohólica, quien la elabora, el lugar, etc.
Rubia:
Apariencia: dorada clara con espuma blanca y persistente. Sin turbidez y con una gasificación adecuada. Respecto del aroma se nota la presencia del lúpulo aunque es más fuerte el DMS propio, probablemente de la malta Pilsen o de la levadura Lager. Es una típica cerveza Lager, refrescante aunque nada extraordinaria para ser artesanal. El balance se vuelca más hacia el amargor del lúpulo y el DMS (como a choclo hervido). En la etiqueta de ninguno de los tres estilos que probé se mencionaba el grado de volumen de alcohol. En esta cerveza ni se siente. Como impresión general, sostengo que es una buena cerveza, nada del otro mundo pero interesante para refrescarse en un día de bastante calor. Buen acompañamiento podrían resultar las sfijas. 

Extra Red Ale
Extra red ale:
Apariencia: color marrón clarito con dejo de dorado y ámbar. Espuma mestiza entre blanca y marrón, de persistencia media sin dejar rastros perdurables en el vaso. La gasificación es media. Aroma: aparece el aroma a malta caramelo combinado con el olor a nuez, parecido al de una Nut Brown Ale. Definitivamente se siente la presencia de los ésteres de la levadura ale que permiten la aparición de cierto aroma a pan o bizcocho. El defecto en el aroma es la presencia del diacetilo que tal vez esté más presente de lo adecuado. Esto perjudica también el gusto y el retrogusto, desapareciendo el gusto a malta que aparecía en el olor. Otra vez el lúpulo está ausente y el amargor es bajo. Tampoco la graduación alcohólica se hace sentir. Como impresión general concluyo que es una cerveza aceptable, para acompañar con una comida que le haga contrapunto y contraste, algo así como un taco mexicano con porotos negros, pepino y tabasco.
Stout


Negra Stout:
De espuma marrón, persistente y que deja sus huellas en el vaso. El color es negro aunque no del todo opaco sino con dejos de marrón oscuro. Gasificación adecuada al estilo. Su aroma es leve a caramelo y grano tostado, más parecido a pan tostado que a café. También aparece levemente el aroma a diacetilo (como a manteca). El gusto es balanceado hacia la malta aunque la presencia del amargor (pero en aroma) del lúpulo es mayor que en los otros estilos. Bien balanceado el amargor diría yo. Otra vez la presencia del alcohol no se distingue, con lo cual como crítica podría decirse que bien le vendría mayor “picor” por volumen de alcohol. Fue la mejor cerveza de los tres estilos de Interlaken. Buena para acompañar carnes rojas como un estofado de osobuco o tal vez de cordero.